jueves, 22 de mayo de 2008

ADIÓS CON LA MANITA...

... A UN CUENTAKILÓMETROS

Siete u ocho años de caminos, sendas y carreteras, en subidas y bajadas, en llanos interminables. Tantas veces lo había mirado esperando una respuesta... Y siempre la hallaba. En un sinfín de bicicletas, países y calores. Pero un mal día, en una trialera traicionera, montado sobre un manillar condenadamente plano y estrecho hecho de un material ultramoderno, va y se rompe de un simple golpe. Se jubila. Se destruye. Y me abandona. Separarme de él me dolió más que la mano herida. Fue una señal. Como si se cerrara una época. Desde antes de Australia (¿Islandia, quizás?) me indicó cuánto camino había recorrido, día tras día. Muchas veces lo ignoré, pero otras me sirvió para acertar, si se puede acertar de forma aproximada, sobre mi paradero.
Nunca un cuentakilómetros había sido tan longevo. Gozaba de mi absoluta confianza. Siempre tan eficiente. Sin duda, un trabajador ejemplar. Descanse en paz.