sábado, 1 de mayo de 2010

GPSí, GPSno...



Desde hace un mes en conunparderuedas contamos con un nuevo colaborador que nos ha facilitado la 'alfabetización' digital. Me han hecho una entrevista para su web, su facebook, su twitter (o algo así)... Pero como yo no tengo facebook, pues la cuelgo aquí, por si alguien tampoco tiene y quiere saber lo que pienso del GPS aplicado a las rutas en mountain bike, porqué no lo usaba en los desiertos y porqué ahora sí lo utilizo.

Este es el texto original:

Sergio Fernández Tolosa, cicloviajero y periodista

“Me gustan los mapas, por eso creo que los nuevos GPS que admiten mapas son ideales para diseñar y trazar rutas”

Hemos pedido a Sergio Fernández Tolosa, periodista y viajero conocido por sus reportajes y libros de travesías en bicicleta por los desiertos más grandes del mundo (7 desiertos con un par de ruedas), que nos hable de sus experiencias con el sistema de orientación GPS.

¿Cuál fue tu primer contacto con un GPS?
Hace 6 o 7 años el director de la revista Solo Bici me pidió que hiciera un curso rápido de GPS para dar luego mi opinión sobre el uso del GPS aplicado a las rutas en mountain bike. Me dejaron un receptor de gama media-alta que costaba unos 250 euros, un libro de instrucciones y un juego de pilas alcalinas. Lo utilicé durante un mes comprando pilas extra y bajándome tracks de internet de rutas hechas por otros ciclistas que luego fui a hacerlas yo. Mi primera impresión, como le sucedía a muchos otros usuarios acostumbrados al uso de mapas topográficos en los que puedes ver lo que hay más allá de la línea del track, fue que el GPS era muy útil para seguir rutas establecidas o grabar nuevas rutas para luego compartirlas o repetirlas, pero no lo veía tan práctico como el mapa para improvisar sobre la marcha, cambiar el itinerario en función de la meteorología, etc.

¿Esa fue tu conclusión?
Creo que el GPS es muy práctico para todo el que tiene dificultades para leer mapas topográficos, pero creo que debe considerarse como una herramienta de orientación más, no como la única. El GPS te dice dónde estás, pero eres tú quien debe decidir dónde quieres ir. Aprender a navegar con GPS puede ser fácil, pero depender exclusivamente de él no es algo recomendable. En este sentido, creo que trazando rutas en CompeGPS Land desde el ordenador se puede aprender a leer mapas de forma más fácil una vez estás en el terreno. Solo es cuestión de querer y fijarse un poco.

¿Qué pasó con aquel GPS de la revista?
Le devolví el GPS al redactor jefe de la revista y seguí haciendo lo de siempre. Comprando mapas, trazando rutas, estudiando itinerarios... Y luego disfrutando de ellos. El mapa tiene sus ventajas: cuesta unos 10 euros, lo puedes doblar, cortar, marcar... E inconvenientes: se moja, se rompe, envejece, pierde actualidad... Y evidentemente no te dice dónde estás. Lo debes adivinar tú leyendo el paisaje. A veces he ido a la montaña con gente que se declara incapaz de leer un mapa. Creen que es un don o algo así. Pero en realidad se puede aprender. Yo sigo aprendiendo cada día. Recuerdo que en mis primeras salidas al monte, de adolescente, siempre me perdía. Para mí la orientación es un juego, una diversión añadida. Pero el GPS te da seguridad y fiabilidad cuando la necesitas, en un rescate, por ejemplo.

¿Cuál fue tu primera experiencia con el GPS en el desierto?
Hace exactamente hace un año fui a la Titan Desert en tandem de montaña adaptado con Serafín Zubiri. Para ello me prestaron un GPS muy sencillo en el que, como el resto de participantes, me limité a introducir a mano cada noche los waypoints de los puntos de avituallamiento, controles y meta de la etapa del día siguiente que nos facilitaba la organización de la carrera. El GPS fue verdaderamente útil en la segunda etapa, la única que no balizaron cada pocos metros con cintas de plástico y en la única que no disponíamos de roadbook durante todo el recorrido. Hubo un punto en el que tuvimos que navegar campo a través durante unos 25 kilómetros. No parece mucho, pero en bicicleta eso son dos horas de “incertidumbre". El GPS indicaba un rumbo al siguiente waypoint y todos seguíamos, en teoría, la misma dirección. Para mí era la primera vez que trazaba un rumbo en el desierto con GPS. Recuerdo que en aquella etapa arriesgué un poco: mi intuición me dijo que debíamos abrirnos un poco hacia el norte, puesto que el waypoint estaba en realidad al final de un larguísimo djebel (una cadena montañosa imposible de superar en bici) que tenía forma de arco y que debíamos rodear hasta su extremo oeste. Ir en línea recta implicaba toparse con el djebel y tener que rodearlo, así que opté por apartar nuestro rumbo hacia una zona donde a primera vista el terreno era más compacto y ciclable. El resto del grupo en el que íbamos optó por seguir la flecha de la pantalla a rajatabla, aparentemente ahorrando metros. Nosotros poco más allá encontramos una pista por la que pudimos rodar muy rápido, ganando mucho tiempo. En ese momento tuvimos suerte, puesto que yo, al igual que la mayoría de los participantes, desconocía la existencia de esa pista, por lo que la importancia de llevar mapa volvió a quedar patente. Otra cuestión es que esa pista aparezca en el mapa, claro...

¿Y tu más reciente experiencia con un GPS?
Hace un mes nos prestaron un TwoNav Sportiva para cubrir el itinerario de la travesía Tracks del Diable, que se basa en un 90% en senderos y se realiza íntegramente con GPS, siguiendo un track que te facilita la organización. Fueron 5 días de intensa y estrecha convivencia con el GPS. Enseguida noté que la cosa había cambiado mucho respecto a los GPS antiguos porque el Sportiva que nos dejaron tenía pantalla en color y mapas topográficos de escala 1:25.000. Ya no solo veía un triángulo parpadeando en la pantalla y una línea negra. Ahora podía ver en colores el mapa por el que me estaba moviendo: caminos paralelos, arroyos, curvas de nivel, sendas... Todas esas señales a mí me son muy útiles para tomar decisiones si quiero cambiar el recorrido, tomar atajos, volver a casa antes de hora, dar rodeos para llegar a una ermita...

¿Qué es el GPS para ti?
Hoy el GPS es una herramienta para mí. No es que yo sea o fuera reacio a usar GPS, pero es que antes no lo veía realmente útil para lo que yo hacía. En mis expediciones por los 7 desiertos no considero que fuese tan difícil orientarse como algunos piensan y sí lo era, en cambio, encontrar pilas o baterías cargadas. Yo viajaba sin cargador solar. No quería más peso en mi equipaje. Y preferí dar prioridad a las baterías de mi cámara de fotos y video para los reportajes que tenía que hacer. Era una cuestión práctica. Hoy miro atrás y sé que algunas veces habría sido recomendable llevar un GPS, solo por si acaso, por una emergencia. Pero hoy las rutas que suelo hacer por aquí, en el Pirineo, en el Montseny, en cualquier rincón de España, sí me permiten recargar las baterías sin problemas casi cada día.

¿Lo usas en tu trabajo?
En el último mes he hecho dos trabajos con el CompeGPS, estudiando y marcando la ruta sobre el mapa digital, para luego ir a hacerla sobre el terreno con el TwoNav Sportiva, donde puedes seguir tomando alternativas y dispones de mucha información que puede ser muy práctica.

¿En qué terreno te cuesta más orientarte del modo tradicional?
En la media y baja montaña para mí todos los desniveles y accidentes orográficos se parecen. Hay miles de caminos y sendas, nuevos, viejos, recién abiertos, perdidos... Los mapas no contienen todas las sendas ni están siempre actualizados, así que es fácil equivocarse. En el desierto las cosas son más evidentes y hay mayor margen de error. En un terreno de media montaña en pleno bosque bajar por un cañón equivocado es difícil de remediar sin volver atrás.

¿Un consejo para ir de ruta con GPS?
Primero, que el GPS admita mapas de escala 1:50.000 como mínimo, que cargue bien las baterías, que lea bien las instrucciones primero y, por si acaso, que lleve un mapa.